Esperanza renovada para Yemen mientras más países frenan la transferencia de armas a la coalición Saudí.
En el primer mes de 2021, los Estados Unidos e Italia han anunciado su intención de detener sus transferencias de armas a Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos para ser usadas en Yemen. Estas decisiones alentadoras llegan después de repetidas advertencias hechas por organizaciones de la sociedad civil, agencias de la ONU y diversas instancias interesadas, de que la venta de armas a las partes combatientes ha recrudecido el conflicto, contribuido a cientos de violaciones de la ley humanitaria internacional y exacerbado la ya apremiante y grave situación humanitaria. De hecho, en su último reporte, el panel de eminencias sobre Yemen de la ONU (UN Panel of Eminent on Yemen) enfatizó que uno de los factores clave que contribuyen a la crisis en Yemen es la “violación continua y generalizada de las leyes de derechos humanos y la ley humanitaria internacional con impunidad”.
A unas cuantas semanas de haber asumido el cargo, la administración del presidente Biden suspendió temporalmente la venta de armas a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (UAE) como parte de una revisión interna de los acuerdos firmados por la administración Trump. Durante la presidencia de Trump, Estados Unidos aprobó la venta de armas a la coalición Saudí con valor de miles de millones de dólares, convirtiendo a Estados Unidos en el principal proveedor de armas a Arabia Saudita en el periodo del año 2015 al 2019. Legisladores y organizaciones de la sociedad civil dentro de Estados Unidos, así como miembros de la comunidad internacional, acogieron la decisión de Biden como una muy esperada indicación de que pudiera haber un fin a la irresponsable transferencia de armas por parte de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, Italia tomó medidas aún más drásticas para detener las transferencias irresponsables de armas para su uso en Yemen. El 29 de enero, el gobierno italiano revocó permanentemente las licencias de exportación de bombas aéreas y misiles hacia Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, cancelando un envío de más de 12,700 bombas. Esta decisión histórica es la primera en su tipo en treinta años desde que la ley italiana 185 sobre la exportación de armas entrara en vigor. Después de años de lucha para detener la transferencia de armas desde Italia a la coalición lidereada por Arabia Saudita, varias organizaciones de la sociedad civil incluyendo a Rete Italiana Pace e Disarmo, miembro de Control Arms, recibieron con gran entusiasmo este revolucionario acontecimiento.
Asimismo este año, Noruega tomó un paso importante hacia la revisión de sus decisiones sobre exportación de armas, luego de que la oficina del Auditor General declarara “inadecuados” los controles del gobierno noruego sobre la exportación de las mismas. En un reporte publicado el 2 de febrero de 2021, la oficina del Auditor General advirtió que la evaluación de riesgos realizada por Ministro de Asuntos Exteriores no fue suficientemente exhaustiva, lo que la llevó a otorgar el segundo mayor nivel de crítica posible a los exportadores noruegos hacia Emiratos Árabes Unidos. Estos hallazgos hicieron eco de los llamados de la sociedad civil, incluido Save the Children, miembro de Control Arms, quienes han planteado sus inquietudes acerca de las exportaciones noruegas de armas, equipo militar y mercancías de doble uso a la coalición Saudí para su utilización en Yemen, con un valor superior a 90 millones de dólares.
La desviación de armas y su transferencia ilícita y no regulada a las partes en conflicto han exacerbado la crisis humanitaria en Yemen. En su reporte de 2019, el Grupo de Expertos Eminentes en Yemen de la ONU (UN Group of Eminent Experts on Yemen) advirtió que “terceros estados tienen una influencia específica en las partes en conflicto en Yemen, (…) incluyendo asistencia logística y de inteligencia, así como transferencia de armas.” La transferencia de armas a la coalición lidereada por Arabia Saudita y el desvío de armas a las fuerzas Houthi han contribuido a la pérdida de vidas entre la población civil, la destrucción de la infraestructura civil y el colapso de servicios básicos, incluyendo el acceso a servicios de salud y agua limpia durante dos de las mayores crisis sanitarias en Yemen – el brote de cólera y la pandemia de Covid-19.
Incluso con este progreso reciente en el esfuerzo por terminar con la transferencia de armas a las partes combatientes en Yemen, hay mucho trabajo por hacer para apoyar el momentum encabezado por Estados Unidos e Italia.
Algunos países, incluyendo el Reino Unido y Canadá, reanudaron su transferencia de armas a la coalición Saudí en el 2020, a pesar de la pandemia de Covid-19. Esto ha dado lugar a una presión renovada por parte de organizaciones de la sociedad civil para detener las transferencias de armas que infringen las obligaciones nacionales e internacionales, incluyendo en Tratado de Comercio de Armas (Arms Trade Treaty, ATT). A pesar de que el Reino Unido suspendió la venta de armas a Arabia Saudita en junio del 2019 después de que la Corte de Apelaciones dictaminó dichas decisiones de exportación como “irracionales e ilegales”, en julio del 2020 el gobierno reanudó la transferencia de armas a la coalición saudí, siguiendo la conclusión del Departamento de Comercio del Reino Unido de que dichas exportaciones no presentan un claro riesgo de violación a la ley humanitaria internacional. De igual manera, el gobierno canadiense suspendió la venta de armas a la coalición lidereada por Arabia Saudita después del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en 2018, pero retomó estas ventas en el 2020.
El bloqueo temporal de la venta de armas por Estados Unidos y la suspensión histórica de la licencia de exportación de armas en Italia marcan un momento decisivo que puede inspirar a otros países a seguir su ejemplo. Aun cuando la suspensión de la venta de armas a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos no puede terminar con la crisis en Yemen, sí puede servir para limitar el impacto del conflicto en la población civil. Las decisiones tomadas por Estados Unidos e Italia son pasos importantes para crear las condiciones que permitan un proceso de paz sostenible. La toma de medidas drásticas similares por parte del Reino Unido, Canadá, Noruega y otros países exportadores son críticas para poner fin a la peor crisis humanitaria del mundo.